Del castigo de pequeño... a la pasión por el dulce.
ORDOÑO ALONSO
La tradición continúa... los sabores, también.
Nunca pensé que iba a encontrar mi verdadera vocación en algo que tenía tan a mano, tan cerca.
Las personas, tendemos a no valorar las cosas que nos rodean en nuestro día a día, a veces hasta nos parecen un "castigo", es lo que yo sentía de pequeño. Ir al obrador... era un castigo.
Con el paso de los años, empecé a disfrutar de la elaboración de los Imperiales y a conocer todos sus secretos, la cocción, el color, la textura... y algo mucho más importante, los sentimientos que nuestros clientes tienen hacia este producto, siempre de cariño, de recuerdos.
A partir de ahí, comencé a involucrarme más en la confitería, cursos, experimentos, ideas nuevas, etc. es un aprendizaje continuo y siento que se lo debo a mis clientes, a mi pueblo.
Tener en mis manos uno de los dulces más conocidos de la provincia, es todo un honor y a la vez un reto. Trabajaré por mantenerlo vivo, con todo mi cariño y el conocimiento heredado.
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